Michel Martelly asume como presidente de Haití y promete que rehará el país

En medio del pesimismo que priva en Haití, la nación más pobre de América Latina, que no ha comenzado a levantarse desde que en enero de 2010 la azotara un terremoto que destrozó gran parte de la capital, ayer el ex chico malo del pop, el cantante Michel Martelly, juró como presidente del país en un acto celebrado en los alrededores del Parlamento, donde prometió: “Vamos a cambiar Haití, vamos a rehacer este país”.

Martelly, mandatario 56 de la República de Haití, fue investido tras la lectura del decreto que le declara jefe del Estado haitiano y recibió de manos del presidente de la Asamblea Nacional (bicameral), Rudolphe Joazile, la banda presidencial, entregada por el anterior gobernante, René Préval.

La imposición de la banda se produjo en medio de un inesperado apagón ocurrido en el salón construido durante los últimos días para acoger el acto oficial.

Como una señal de que el país sigue en problemas, la electricidad se fue poco antes del acto, lo que provocó que los dignatarios e invitados, vestidos formalmente, tuvieran que abanicarse aire ellos mismos para aliviar el intenso calor de mayo. Entre los invitados se encontraba el ex presidente de Estados Unidos, Bill Clinton.

COMPROMISO. El ahora mandatario se comprometió a “respetar y hacer respetar los derechos del pueblo haitiano y trabajar para la magnificencia de la patria en el mantenimiento de la independencia nacional y la integridad del territorio”.

“Haití primero, Haití siempre (...)”, exclamó el presidente al cerrar un discurso de investidura que fue, sobre todo, un llamado a la confianza en él y a la superación del pueblo.

En su mensaje, además, anunció que trabajará por la seguridad, indispensable para lograr progreso y bienestar. “Para tener empleo hay que tener seguridad”, aseveró.

Pidió el fin de los secuestros y advirtió a los delincuentes que “la justicia les va a castigar”.

DESAFÍO. “Basta de violencia, basta de injusticia”, expresó el mandatario, quien renovó su “confianza” en las autoridades policiales y judiciales y prometió el restablecimiento del estado de derecho.

Tras el acto, Martelly abandonó el salón y escuchó por primera vez los acordes del himno presidencial, interpretado en el exterior por la Orquesta de la Policía Nacional.

Consciente de que le aguarda una tarea complicada, Martelly enfrentará con prioridad el reto de reconstruir la capital, Puerto Príncipe, despedazada por el terremoto, asimismo tendrá que desarrollar el campo del país, olvidado por décadas y erigir un ejército moderno.



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