Por Laine Miranda (NotiTime.net)
NY. -A la merenguera y ganadora del Casandra a orquesta de merengue del año se le acabo la gasolina, digamos que ya no lleva gente a sus presentaciones en la ciudad de NY, donde lleva tres descules uno detrás del otro, uno de ellos en el club Don Coquí, donde la fiesta de la merenguera era GRATISSSSSSS,
Tal y como lo contamos, completamente gratis toda la noche y ni así pudo llenar el local, ya que sólo al pie de la tarima se agrupaban unas 75 personas o menos, pasó lo mismo en la discoteca Arka Lounge, de Manhattan, donde su escaso público era más bien para cancelar la fiesta pero para no defraudar a las aproximadamente 50 personas que allí se encontraban, el dueño decidió dar por perdida la inversión en Miriam y subirla a tarima.
De esa misma manera ocurrió el pasado domingo 15 de abril en el San Judas de manhattan, donde tenía pautado un concierto junto a el conjunto típico Kerubanda, quienes apenas logran convocar no más de 200 personas en un local con capacidad para 1000 personas.
Bueno la verdad que ya se le acabo la gasolina a la merenguera.
Como que ya su carnaval paso, dando paso a lo que se está viviendo en las fiestas donde se presenta Miriam Cruz.
En mi opinión las tantas y consecutivas giras en tan corto tiempo y peor aun el presentarla en establecimientos uno competencia del otro, está afectando negativamente la carrera de la artista.
Lo ocurrido en “Don Coquí” una de las más elegantes discotecas de Astoria Queen, nos resultó a los presente una verdadera lástima y a la vez totalmente deprimente, al ver a luego de tanto montaje y publicidad, una pobre convocatoria de apenas unas 50 personas en un establecimiento con capacidad para 700.
Aquello parecía un recital de piano a las 12 del medio, que lo único que provocaba era sueño, eliminando todo deseo de disfrutar. Donde además unos necios al parecer como parte de su estaff, nos imposibilitaban el que podamos tomar fotos de aquel fracaso.
Nuestra Miriam Cruz, esta vez sacó la nota más baja en convocatoria, ojala y sus manejadores logran saciar esa hambre de hacer dinero, sin importarles el exponiéndola a fracasar.