Donald Trump, presidente de Estadounidense, ha visto reducido al mínimo su equipo legal y no consigue encontrar a abogados que quieran representarle en un momento clave para la investigación sobre la supuesta injerencia electoral de Rusia, cuyo responsable, Robert Mueller, quiere interrogar pronto al mandatario.
En la última semana, varios abogados han abandonado su puesto en el equipo legal de Trump o se han negado a entrar en él, por lo que ahora apenas hay un único letrado, Jay Sekulow, que está dedicado a tiempo completo a la pesquisa dirigida por el fiscal especial Mueller.
"Muchos abogados y bufetes de primer nivel me quieren asistir en el caso de Rusia. No crean a la narrativa de las Noticias Falsas que apunta a que es complicado encontrar un abogado que quiera asumir (este caso)", escribió Trump en su cuenta de Twitter el domingo.
"La fama y la fortuna NUNCA serán rechazadas por un abogado, aunque algunos tienen conflictos (de interés). El problema es que un nuevo abogado o bufete tardará meses en ponerse al día", lo cual "es injusto para nuestro gran país", añadió el presidente.
Trump se pronunció así tres días después de que John Dowd, que era su principal abogado para los temas relacionados con la investigación rusa, abandonara su cargo por diferencias estratégicas con el presidente.
El mandatario contrató la semana pasada para llenar ese vacío a Joseph diGenova, un abogado que suele aparecer en la cadena de televisión favorita de Trump, Fox News.
Pero el domingo, DiGenova renunció a su puesto y su esposa, la abogada Victoria Toensing, anunció que no se uniría al equipo legal de Trump, porque ambos representan a clientes relacionados con la investigación rusa, lo que podría generar conflictos de interés.
El lunes, un destacado abogado de Chicago, Dan K. Webb, y su socio, Tom Buchanan, rechazaron también una oferta de Trump para dirigir su equipo legal, debido a "conflictos empresariales".
Otros dos abogados con experiencia en la defensa de presidentes, Emmet Flood y Robert Bennett, han recibido también ofertas pero por ahora no tienen intención de aceptarlas, según informes de prensa.
Y un séptimo letrado de alto perfil, Theodore Olson, rechazó la invitación de Trump debido a supuestos conflictos de interés, aunque también dejó clara su reticencia a trabajar para una Casa Blanca que, a su juicio, está a la deriva.
"Esto es un embrollo, es un caos, es una confusión, no es bueno para nada. Por supuesto, el Gobierno nunca es limpio ni ordenado, pero esto parece estar fuera de lo normal", dijo Olson el lunes a la cadena de televisión MSNBC.
Las dificultades de Trump para contratar abogados llegan en un momento en el que Mueller, que investiga la injerencia rusa en las elecciones presidenciales de 2016 en Estados Unidos, está negociando el formato del interrogatorio al que quiere someter al presidente.
Esas negociaciones las lidera ahora Jay Sekulow, un abogado y comentarista conservador especializado en asuntos constitucionales como la libertad religiosa, y no en casos de defensa criminal, como era el caso de Dowd.
Trump tiene otro abogado que ha estado implicado en la defensa de la trama rusa, Ty Cobb, pero éste es un letrado de la Casa Blanca, financiado por los contribuyentes, cuyo trabajo relacionado con Mueller prácticamente ha concluido porque estaba centrado en la producción de documentos para la investigación.
Según analistas legales, los problemas de Trump para reforzar su equipo de letrados tienen que ver en parte con la preocupación de los abogados de que asociarse con el presidente -y acabar mal con él- pueda perjudicar a sus bufetes en el futuro.
A algunos abogados de alto perfil tampoco les atrae la propia idea de trabajar con Trump, que a menudo ignora el consejo de sus asesores o deshace parte de su estrategia con un tuit.
"En este tipo de casos, necesitas a abogados altamente competentes, y a un cliente que vaya a escucharles y a seguir su consejo", pero Trump cree que sabe "más" que sus letrados, dijo Roger Cossack, un analista legal que ha seguido de cerca varios litigios relacionados con presidentes, al diario The New York Times.
"(Trump) está buscando a un tipo que le diga: 'Sé cómo manejar a Mueller, sé que piensas que él es malo, y nos encargaremos de ello'. El problema es que no se puede encontrar a ese abogado, porque nadie puede hacer eso", añadió Cossack.
Lucía Leal/EFE