Ex militar guatemalteco revela la existencia de tráfico de armas y municiones de Guatemala a México y explica su proceso
Cuando finalizaron los conflictos armados que se registraban en los países centroamericanos como Nicaragua, El Salvador y Guatemala, se produjo un movimiento ilegal de armas.
Pero quince años después, dicen analistas, los inventarios disminuyeron considerablemente y las armas que aún quedan están altamente deterioradas.
¿Por qué esta explicación, por qué ahora no se justifica mencionar que las armas de asalto que nutren a las organizaciones criminales de México, puedan tener este origen?
Rafael Antonio, es un militar retirado, dejó el ejército de Guatemala hace poco menos de sesenta días. Revela que se alejó de la institución armada porque cumplió su tiempo de servicio, 33 años de trabajo.
Su relato, él que pide sin grabadoras, ni cámaras, lo ofreció en su oficina localizada en el centro de la capital guatemalteca, allí maneja las operaciones de una policía privada:
"Son mafias bien estructuradas con tentáculos en todas las instituciones gubernamentales, si no existen esos contactos es muy difícil traficar armas hacia cualquier país. Las municiones se fabrican en nuestros países para los fusiles de asalto, de aquí salen porque las ganancias son muy jugosas", dice.
Y las armas, ¿cómo llegan a manos de las organizaciones mexicanas?, es la siguiente interrogante. Respira y piensa la respuesta.
"Es sumamente peligroso publicar esto, porque estas organizaciones no perdonan? Lo que yo pude ver 'es un procedimiento que se dice normal', la mayoría de instituciones cuentan ahora con personal de seguridad y bajo el pretexto de armar a sus guardias o para mejorar sus condiciones de respuesta, adquieren pequeñas cantidades en almacenes de los Estados Unidos y las importan. Como son instituciones de Gobierno pues logran obviar los trámites de rigor y las armas no ingresan a los registros del DIGECAM (Dirección General de Control de Armas y Municiones). Es decir, utilizan los pedidos de las instituciones gubernamentales y cuando las armas llegan al país son puestas en manos de las bandas del crimen organizado, ahora mexicano, porque son los que mejor pagan", expresa.
Las municiones calibre 7.62 mm que se utilizan con el AK-47 y la 5.56 para el AR-15 o el M-16 se elaboran en las fábricas de la región, y desde luego los controles, no son suficientes para evitar que lleguen a manos de los delincuentes. LEER MAS: esmas