Conoce La Historia de un Dominicano Que Vive en un Árbol (Ver Video)

Gracias a: Diario Libre
SANTO DOMINGO. Richard Rodríguez cumplirá cuatro años en su casa de dos niveles en la Calle Pedro Livio Cedeño del sector Villas Agrícolas. No vive en la opulencia, pero eso no le impide sentirse cómodo en la copa de un longevo árbol de caucho, donde clavó su choza.

Lo que considera su hogar no tiene color definido, ni numeración domiciliaria, ni piso, ni techo de concreto. De lejos semeja un palomar, desde el cual se divisan  los movimientos de una calle de mucho tránsito.


En el primer nivel -tronco de la planta forrado de madera amorfa- funciona su taller de arte junto a un lugar donde tapa pinches de neumáticos que le garantizan el sustento diario; nueve peldaños más arriba está su dormitorio con abanico, bombillo, cama y banqueta.
Dentro de la pequeña habitación  hay una cama de dos metros cuadrados, una caja donde guarda su ropa, algunos cuadros encontrados en la calle y retazos de tela que funcionan como cortinas para impedir los rayos solares.
Su vecino Juan Gutiérrez asegura que ese árbol de caucho tiene más de 40 años "como un trinquete". Esa cualidad pudo ser la razón por la que Richard decidió instalarse sobre sus ramas en medio de una vía tan transitada.
-Me vi sin trabajo, sin nada que hacer. Tengo una casa en Villa Mella y nunca he encontrado la manera de poder terminarla. Como me crié en este sector los vecinos me conocen y a falta de un domicilio, me instalé en esta mata.
Aclara que su decisión de hacer un segundo nivel surgió porque una noche un ratón le mordió un pie y entendió que no podía seguir abajo. Tardó tres días en conseguir la madera y construir su habitación.

Nueve peldaños hay entre el suelo y el nido a dos metros de altura. En una de las ramas hay un cocodrilo de madera que, cual centinela, protege la morada de su amo. Tablas de distintos colores permiten avistar la casa desde lejos, además de una bola navideña que alumbra el follaje.

Su versión da cuenta de que no ha tenido conflictos con las autoridades porque los vecinos testifican que es un hombre de bien que sólo procura ganarse su comida sin generar problemas. El consumo de energía lo sustenta de la misma fuente que otros marginados: dos cables enganchados en la redes de distribución.
Pregunta obligada: ¿Cómo realizas tus necesidades fisiológicas?

-Bueno... voy donde un señor que es como mi papá y me deja entrar a su baño para bañarme y hacer lo que necesite. La gente aquí me quiere porque ven que no soy de dar problemas.

Cuenta que vive en la calle desde los 12 años y ha pasado por banquetas públicas, panaderías, refugios improvisados y, por último, el tentáculo de la naturaleza que le acoge.

Tiene un hijo de 19 años que vive su misma suerte, aunque su convicción religiosa le permite dormir en la iglesia donde se congrega a cambio de servir como vigilante de seguridad (sereno).

El gomero es tremendo artista

Después de cumplir con la labor de tapar neumáticos y solucionar con conocimientos empíricos los problemas de sus clientes, Richard se sienta en la banqueta con forma de tiburón que esculpió y le da rienda suelta a su imaginación.

-Lo que para algunos puede ser una piedra insípida o un tronco sucio, yo lo veo como un diamante en bruto que pasa a obra de colección, aunque no me considero artista.
No puede definir si sus esculturas son relieves, bustos o torsos. Es evidente que no maneja las reglas elementales de la gramática al nombrar sus obras, pero lo que lo hace peculiar es que a cualquier roca o madera le saca forma y figura con tan sólo un cincel y un martillo.

Una roca caliza pintada de azul y marrón ahora es un lagarto trepando un pedazo de madera; una piedra amorfa la pudo convertir en un rostro similar al de Anonymus; y otras tantas figuras que exhibe Rodríguez muestran la obra de su imaginación.

-No vendo mis obras porque las hago con tanto amor que no tienen precio. Prefiero regalarlas o decorar mi casita con ellas, pero no negociar con ellas.

-A veces lloro haciendo una escultura.

-¿Por lo sentimental que eres?

-No. Por los machucones que me doy con el martillo...

Fueron inevitables las carcajadas de todos los presentes, incluido quien suscribe. Después de conceder la entrevista, se disculpó con los interesados y prosiguió con la labor que sí le garantiza  el sustento diario.
Aunque sus suspiros dejan en entredicho que quiere culminar su casita en Villa Mella, no permitió que me alejara sin enfatizar que la casa del árbol seguirá en ese lugar por muchas décadas más... con arte o sin ella.
* Ver Video de la Historia de este Señor del Árbol *