Unas mil residentes abandonaron la localidad de Eagar, en el nordeste del estado, y otros dos mil 600 salieron de sus casas en las comunidades vecinas de Greer, Alpine, Nutrioso, confirmaron funcionarios del territorio.
El vocero del Equipo de Emergencias en el este del territorio, William Bishop, dijo al diario The Arizona Republic, que los bomberos instaron a los residentes a abandonar las zonas afectadas lo cual facilitará el desplazamiento de camiones cisterna y otros equipos para proteger las casas.
El gobierno local ordenó interrumpir esporádicamente el suministro de electricidad en las ciudades pequeñas de la región para probar la red de distribución y comenzó a escasear la gasolina, informó el citado periódico este miércoles.
Más de dos mil 500 bomberos han fracasado en el intento de sofocar el fuego iniciado el 29 de mayo pasado.
Los fuertes vientos, así como las tormentas eléctricas, propagaron el fuego y se teme que se alimenten otros focos por esta causa, indicó este lunes el sitio digital de la cadena ABC.
"Es un fuego muy importante. Con un gran potencial de crecimiento", indicó hace dos días a la televisora CNN Brad Pitassi, vocero del Equipo de Gestión de Emergencias del Suroeste de Estados Unidos.
Por su parte la gobernadora de Arizona, Jan Brewer, admitió que la situación "es horrible, algo que nunca había visto", después de sobrevolar la zona del siniestro el sábado último.
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