Hoy, 26 de enero del 2011, los dominicanos conmemoramos el 198 aniversario del natalicio de Juan Pablo Duarte, sin duda, la figura cumbre de la creación de la República Dominicana.
Esa misma nación que no pudo nunca gobernar. Fue, sin embargo, el guía para prender las ideas que quedaron prendidas y fructificaron como el proyecto político más importante del país en toda la historia. El país aún está en construcción, pues muchos de los sueños de Duarte y de los Trinitarios aún están por solucionarse, pese a que han pasado tantos años.
Una nación, si se quiere, siempre es un proyecto inconcluso, pues siempre están pendientes muchos temas. Algunos porque nunca se han cumplido, y otros porque permanentemente hay que estar sobre ellos, haciéndolos avanzar hacia mejores niveles. Y porque surgen nuevas cosas.
Juan Pablo Duarte ha sido una figura lejana al interés de los jóvenes de cada generación, quizás porque sus ideas, aunque lograron prender para crear una nación, no lograron gobernar el país. Bien se pudiera considerar que a este hombre de carne y hueso lo han endiosado tanto en el plano de la historia que lo ha alejado de la realidad. Duarte fue un dirigente político, y, sin embargo, pocas veces es presentado como tal. Su figura se presenta sublimizada como lejos del quehacer cotidiano de la política.
En consecuencia, sus ideas no han sido promovidas aunque su figura ha servido para muchos justificar su patriotismo ausente de probidad. Así, él no ha podido ser una figura referente para las generaciones que se han relevado después de su paso por la tierra y luego de su obra política.
Y si de algo está requerido el ejercicio del poder y el quehacer político es de probidad, sentido ético y de ideales.
Por: Persio Maldonado , elnuevo diario